domingo, 23 de junio de 2013

Así de simple...



Well, son las 4 y tantos de la mañana y cero que me importa. HAHAHA! ando algo ruda! (NOT) Bueno, no soy muy de postear, lamento tampoco hacerlo con capítulos ya que esos tienen su proceso y quiero que me salgan bien.

Realmente, no vengo con noticias de la Fic. sino, con algo más "Humano" que eso. Le llamo "Humano" porque es lo que realmente somos, SERES HUMANOS y tú te preguntas: (si es que estas leyendo esto) ¿Por qué escribo algo tan incoherente? ¿Qué tiene esto que ver con mi blog?
Muy sencillo, algunas "Fans" (Me permito usar comillas en esto ya que para ser Fan no hay reglas específicas y si las hay, me gustaría leerlas y así retirar esos signos de puntuación tan chillones.) Creen  que por estar votando todo el día, o estar haciendo 1000 comentarios seguidos en la app y no haberse perdido ni un capitulo de DSDS ¿Van a ser mas fans que yo? Me añado nada mas a mi por que soy la autora de este post.

¿Empezamos de manera cronológica?

  • Conocí a Tokio Hotel a finales del 2007 en los EMA`s del mismo año. Amor a primera vista.

  • Esperaba con ansias los Miércoles porque sabia que a las 8pm. era hora de ver TokioHotel TV.

  • Esperé por más de 15 días el CD de Scream ya que era muy difícil de encontrar en los Mixup de Mexico.

  • Tuve el privilegio de votar por Tokio Hotel en la categoria de New Artist en los VMA '08  y MTV Latinos en categorías que no recuerdo, del mismo año (habré votado como unas tres veces nada mas, pero al al fin de cuentas voté.)

  • Esperé con ansias HUMANOID y me sabía las canciones antes de tener el CD en físico.

  • Me paso horas leyendo fics porque me encantan y les tengo un gran respeto y admiración a las niñas que se esfuerzan por hacer buenas historias y atraparme con cada capítulo,

  • Viajé mas de 5 horas en Bus y 2 horas en avión para poder llegar al Palacio de los Deportes, reventarme  7 horas de fila, y 2 horas esperando el concierto de mi vida entre un mar de gente.

  • Recibí mi anillo de compromiso con Tokio Hotel como música de fondo.

  • Me desvelé sin importar que fueran las tres o cuatro de la mañana solo para verlos actuar Onstream desde el otro lado del mundo.

  • Yo también despilfarré con orgullo esos 40 pesos para poder tener la app en mi iphone.

  • También entré a clases de Alemán para entender mejor las letras de las canciones y al final me di cuenta que ese idioma no va conmigo.

Ya terminando con los puntos ¿Qué crees? No tengo ningún poster de Tokio Hotel en mi habitación. En mis fondos de pantalla (Mi lap y iphone) Tampoco está Tokio hotel. El 95% por ciento de mis post en redes sociales no son de Tokio Hotel y cada vez que hay un concurso que requiera de votación, solamente lo hago una vez y ya. No me paso las noches en vela votando, ni mucho menos escribiendo en el "Alien chat" todos los días, al menos que el Topic me interese.

¿Por qué escribo todo esto? Simplemente, Cada quién ama y vive Tokio Hotel a su manera. Yo amo a Tokio Hotel, por hacerme creer en mi misma y no seguir un patrón. A lo mejor, para ti amar a Tokio Hotel es pasarte la noche en vela votando por ellos,  tener miles de Followers en Twitter por escribir solamente de ellos. Haber visto cada uno de los programas de DSDS. ¿Crees que si no hago todo eso, no soy una verdadera fan?
Al final de todo, tenemos en común algo muy importante: Amar a Tokio Hotel. Cada quien tiene una manera diferente de demostrarlo... Yo no voy a amar  de la misma manera que tú, y tú tampoco lo harás a mi manera...

Bill Kaulitz dijo y por lo tanto aprendí: “Al diablo con lo que otros piensan. Cuanto menos te importe mejor. No cambies nada en tu vida. Es mucho más importante estar en paz con uno mismo. Tu tienes errores y te distingues del resto de las masas. Eso nos gusta “

Por ultimo, Vota cuantas veces quieras, comenta en la app cuantas veces quieras, dale "like" a todos sus estados de Facebook. Yo nunca te juzgaré por hacerlo. Simplemente no me juzgues por no hacerlo las veces que a ti te parezcan"suficientes".

Para finalizar con este post tan reflexivo, no lo hago para atacar a nadie, sino para hacer entender que todos somos diferentes y  yo no te voy a hacer menos si llevas siendo fan desde hace 3 días. Por que al final de todo, Hay un fanatismo en común el cual es ser Alien y amar a Tokio Hotel.

Me gustaría saber si estas a favor comenta y comparte y si estas en contra también comenta ya que me encantaría saber tu opinión. Un beso y nos vemos pronto con capítulo.












jueves, 23 de mayo de 2013

Capítulo 42 Jane...


–Tus ojos. –Dijo mientras su expresión se suavizaba un poco.

– ¿Están muy hinchados? –Pregunté preocupada, Lo sabía, debía verme espantosa, él se relamió los labios y negó con la cabeza.

 –No, son demasiado expresivos… y hermosos. –Se inclinó hacia mí para darme un cálido beso en la mejilla, mi primera reacción fue esconder mi rostro en su cuello, el dejó escapar una risita, pude sentir su aliento en mi oreja, haciéndome estremecer hasta la punta de los pies. Deposité un tierno beso en su cuello y me volví a enfocar en su mirada, con su mano libre acomodó dulcemente el cabello para dejar libre mis hombros y besarlo sin obstáculos, yo sonreí feliz. Si, estaba demasiado feliz.

 Enredé mis piernas con las suyas, una necesidad de sentir su piel me invadió de repente.

—Gracias por aceptar venir esta noche. —El tono de su voz era ahogada.

 —Después de lo que te hice pasar hace rato.—Me lamenté de nuevo.

—¡Shh! —Me interrumpió colocando su dedo índice sobre mis labios, mi corazón se detuvo. —Ya olvidémoslo ¿Ok? —Asentí.

Tomó bruscamente mis mejillas y fundió nuestros labios con un movimiento algo violento, pero me gustó, posé mi mano izquierda a su cadera y apreté los puños tomando su camisa y arrastrándolo hacia mí, sus movimientos parecían estar seguros, hasta que una de sus manos se dirigió a mis pechos haciendo movimientos delicados mientras la otra se esforzaba mantener nuestros labios sellados en un profundo beso. Lentamente giró hasta colocar su cuerpo encima del mío, mientras continuaba besándome, enrede mis brazos por su cuello atrayéndolo más a mí. Abrí ligeramente las piernas para que tuviera un poco de apoyo. Pude sentir algo firme rosarme ligeramente, el primer gemido invadió mi garganta, mis manos se fueron bajo su camisa haciéndose una gran muralla entre nuestras pieles, Bill se detuvo para sacársela rápidamente, para luego continuar y hacer lo mismo con la parte superior de mi pijama. Obedecí y alcé los brazos para ayudarlo a retirarla de mi cuerpo, nuestra temperatura corporal había aumentado, pero parecía no funcionar ya que los dos temblábamos a la par. Su miraba era tímida pero decidida a continuar con éxito lo que habíamos empezado, mientras yo estaba atrapada entre su pecho y la cama embriagándome con su respiración, comencé a jugar con su piel, los poros de su espalda fueron despertando uno a uno. De pronto me jaló hacia el haciendo un intento fallido por quitarme el sujetador, lo ayudé un poco dejando libre mis senos, para luego besarlos delicadamente, mi respiración era agitada mi pecho subía y bajaba rápidamente, se separó para deshacerse de sus pants, mientras yo hacía lo mismo pero con la pijama, lo hice rápido ya que no quería estar separada de su cuerpo ni un segundo, Se tomó el tiempo para alzar la sábana y cubrir nuestros cuerpos semidesnudos y atacó de nuevo mis labios, pude sentir miembro despierto. Lo miré a los ojos y una sonrisa retorcida adornó su perfecto rostro. Se dirigió a mi cuello y usando su lengua se hizo camino por mi mentón hasta ponerse como objetivo mis labios. Bajó sus brazos hacia mis caderas y jugueteó con mi panty enredándola entre sus dedos para bajarlas lentamente, luego de hacer eso se detuvo un poco, enfocando su vista hacia otro lado estiró la mano hasta llegar al cajón.

—Espera. —Dijo con un tono ahogado, rebuscó un poco y encontró lo que buscaba. Yo solamente lo miraba, sin decir nada. Agradecí en ese momento al ver lo que tenía en las manos, se me había olvidado por completo el detalle de protegernos ya que había dejado de cuidarme desde la muerte de Matt. Bill terminó con el asunto tirando el empaque plateado al piso de la habitación. Metiéndose de nuevo por las sabanas, ya acostados me tomó por la cintura para continuar con los besos que había interrumpido, rápidamente nuestras piernas se entrelazaron, el giró su cuerpo para quedar en la posición que estaba antes, acariciaba mis piernas suavemente y se detuvo mirándome a los ojos pidiendo permiso para entrar en mí, asentí convencida. Sentí su presión, arqueé mi espalda dejando escapar un gemido reprimido. Bill gruñó un poco, suspiró y me miró.

—¿Estas Bien? —Asentí , no podía emitir sonido, lo besé agresiva dándole un pequeño mordisco a su labio inferior. Las embestidas comenzaron a ser mas rápidas, nuestros cuerpos sudaban, mi cabello se aferraba a mi cara, Bill lo hacia a un lado para no perder detalle de mis expresiones, nuestros gemidos iban acelerando y haciéndose un poco más fuertes… El orgasmo ya estaba anunciado, sentí como mi cuerpo se entumía, Bill emitió un gruñido seco desde su garganta, mientras una explosión invadió mi cuerpo dejándome descolocada, aferré mis uñas en su espalda sin medir mi fuerza. Un cansancio repentino llegó haciendo que todo mi cuerpo se sintiera como gelatina, me sentía demasiado avergonzada, mi pecho subía y bajaba rápidamente, mi pulso cardiaco comenzaba a normalizarse y mi garganta estaba seca. Me lleve los dedos a mis labios, tratando aún de asimilar sus besos, giré mi mirada y nuestros ojos se encontraron, sonrió con pesar. —¿Estas Bien?— volvió a preguntar algo preocupado, giré mi cuerpo hacia su dirección.

—Si.—Afirmé con la cabeza dibujé una sonrisa en mis labios.


 Una necesidad indiscutible hizo que abriera los ojos de golpe, comencé a acostumbrarme a una sensación rara, frialdad y claridad que se colaba por la ranura de las cortinas, Bill dormía tranquilamente en posición fetal como un bebé. Sonreí de medio lado, era la imagen más tierna que mis ojos han captado, me despojé de las sabanas y una corriente fria me invadió ¿Cómo se me ocurrió traer una pijama tan sugerente? Caminé de puntitas hasta el cuarto de baño, no quise revisar nada, el orden era perfectamente intimidante, así que tomé mi abrigo, ¡Carajo! El frio estaba intenso, de un movimiento inconsciente metí la las manos en los bolsillos de la chaqueta, sentí algo y recordé el sobre abrí los ojos como platos ¿Qué hace esto aquí? Mi corazón comenzó a latir con fuerza, me debatí internamente mirando el sobre que me había dado Brooke ayer.—Sí, debo deshacerme de esto. –Esbocé en mis adentros.

—Buenos días, Hermosa.—Bill pasó por el umbral de la puerta, caminado decidido hacia mí. Tome el sobre y lo doble por la mitad y lo metí en el pequeño maletín que había llevado con mi ropa, lo miré llena de vergüenza me imagino que era normal sentirse un poco culpable. Tomo mi rostro y me besó cálidamente.

—Buenos días, Bill.—Deslicé mis manos hasta su cintura para abrazarlo cariñosamente, el me abrazo por arriba de los hombros. Un sonido interrumpió el dulce momento. Rebusqué hasta encontrar mi escurridizo aparatito. Era mi madre. Trague costosamente saliva, me había ido sin avisar y no podía justificarlo con una simple nota en el refrigerador.

—¿Hallo?—Comencé con un tono de voz neutro, no quería alterarla.

—¿Dónde estás?—No pude descifrar su tono de voz. Pero me imaginé que estaba disgustada. Bill me miró algo preocupado y salió del cuarto de baño, supuse que era para dejarme sola un momento mientras le daba explicaciones a mi madre.

—Lo siento, estoy donde Bill. Sé que debí de avisarte primero. —Me senté a un lado de la bañera.

—Lo sé, Madison. Sé que eres mayor de edad y que eres responsable de tus actos, pero dejar una nota es de pésima actitud. Me preocupaste.—Soltó un poco más tranquila.

—Lo siento. —Repetí. —Pero ayer en la noche necesitaba platicar unas cosas con Bill y queríamos despejarnos un poco.

—Da gracias que vi tu nota antes que tu padre lo hiciera, se hubiera puesto un poco inquieto, le dije que Bill había pasado por ti muy temprano. —Suspiré tranquila agradecida con ella.

—Gracias, Ma. Prometo llegar temprano a casa. —Dije con agradecimiento.

—Pero recuerda que esto no se quedará sin hablar ¿Ok? —Dijo con un tono de voz sugerente.

—De acuerdo, Lo sé. —Reprimí una risa, mi madre como siempre, mi gran amiga. –Te veo para el almuerzo. —Corté.

Salí del baño y bajé en busca de Bill, al entrar a la cocina Tom estaba con él, vi cómo le daba un pequeño golpe en el hombro y ambos sonreían, Bill se pasó la mano en la zona afectada y me miraron fijamente al entrar.

 —Buenos días Madison, ¿Qué tal tu noche? —Tom sonrió burlonamente, mientras le daba un sorbo su café. Bill lo fulminó con la mirada a su gemelo mientras este servía un poco de café en una taza que supuse que era para mí.

—Bastante bien, si es eso lo que quieres saber. —Dije sentándome en medio de los dos, Bill me tendió la taza y me dio un beso fugaz en la sien. —Tengo que llegar a casa antes del almuerzo. —Le informé a Bill, este sonrió tranquilamente y asintió.

Luego del desayuno, Bill me llevó a casa porque tenía una reunión después del mediodía, así que llegaría a la hora que le había prometido a mi madre, después de una extensa e incómoda plática con mi madre, digo incomoda porque revivimos el embarazoso tema del “sexo seguro” subí a habitación a estudiar un poco de teorías y partituras, la semana de pruebas finales estaba por comenzar y quería buenas notas. Bill y yo nos la pasamos en mi casa viendo películas como una pareja normal, decidimos no salir ya que el clima era demasiado frio como para hacerlo. El domingo Bill llegó a casa como a las seis de la tarde después de varias reuniones, mientras yo aprovechaba para estudiar llegó con unos rollos de sushi para que cenáramos los dos, mientras mis padres habían ido al cine.

...

—Buenos tardes.—Entré a la pequeña oficina, asentando mi gran bolso después de un largo día en el conservatorio. Jane estaba con la mirada apagada, con un gran cerro de papeles al su alrededor.

—Hola, Madison.—Exhaló algo fastidiada.—Bill no llegará hasta dentro de unas horas, las reuniones se han acelerado últimamente.—Me acerqué para sentarme en unas de las sillas que estaban cercanas a su escritorio.

 —Supongo que no debo esperarlo. —La miré haciendo un mohín. Ella sonrió forzadamente.

—¿Jane? —La miré a detalle, tenía unas enormes ojeras adornando sus ojos negros. —¿Te encuentras bien? —Agachó la mirada rápidamente y continuó con lo suyo. Me sentí mal preguntarle, supuse que no quería hablar de su molestia. Deslizó sus largos dedos por su perfecta y liza cabellera.

—No. —Respondió así sin mas ni mas. Me quedé callada unos segundos, hasta que un largo sollozo salió de su garganta.

—Entonces, ¿Qué es lo que sucede? —Me acerqué a ella tratando que se desahogara conmigo. —No lo sé. —Sollozó.

—Son demasiadas cosas. —Se explicó claramente.

—Supongo que puedo escucharte y así eso pueda hacerte sentir mejor. —La animé. En verdad era extraño verla llorar así ya que ella era como una chispa de ocurrencias en la oficina de los chicos. Siempre estaba de buenas a pesar de no tener una vida propia.

—No me mal interpretes Madison, pero tengo miedo que alguien mas lo sepa. —Pude darme cuenta que ella no quería que nadie se enterara de lo que sea que le estaba sucediendo.

—No te preocupes Jane, te entiendo. Si necesitas alguien con quien desahogarte puedes contar conmigo. —Tomé un pañuelo desechable de la cajita que tenía en su escritorio y se lo tendí. Ella lo tomó y me dio las gracias con la mirada.

—¿Prometes no contárselo a Bill? —Me cuestionó con urgencia de sacar su frustración. Asentí inmediatamente. —Ustedes están juntos y no me gustaría que este rollo se hiciera mas grande de lo que es para mí.

—Si es importante para ti, no lo haré. —La miré a los ojos, tratando de hacerle ver y sentir en confianza. Ella paso el pañuelo por su nariz fugazmente, se levantó de su escritorio con dirección hacia la puerta y la cerró. Yo me acomodé mejor en mi lugar, para así darle mi entera atención. —Bueno, supongo que debo de comenzar por el principio.

—¿Recuerdas que te comenté que Tom me había besado ese día que hizo la reunión en su casa? —Asentí. Jane, me había dicho que era un imán para chicos como Tom. —La razón por la que le devolví en beso es porque me gusta, desde antes de trabajar aquí. —Recargó su cabeza con una de sus manos mirando en algún punto muerto del escritorio. —Al otro día del beso, me acerqué para platicar sobre lo que había pasado, pero simplemente se hizo el desentendido y dijo que lo que había sucedido es que con el calor del alcohol a veces el solía hacer cosas así. —Negué con la cabeza tratando de procesar las palabras de Jane. —Obviamente, me hizo sentir pésimo. De ahí su actitud cambió, me ignora cada vez que tiene oportunidad, cuando no tiene remedio y tengo que arreglar algo de sus cosas, se comporta frío y serio. —Abrí los ojos sorprendida, Bill y Tom eran exactamente iguales y tomaban las mismas actitudes, recordé cuando Bill ni siquiera podía soportar mi presencia en una misma habitación.

—Creo entenderte a la perfección, posiblemente es de familia. —Hablé distraída.

 —He pensado en renunciar. —Quedé inmóvil , y negué con la cabeza.

 —No Jane, no vale la pena renunciar por eso. Si es el trabajo que realmente quieres, no por algo así tienes que dejarlo. —Ella asintió.

—Lo mismo pensé, mi hermano les habló de mi para que me dieran el trabajo, que no puedo fácilmente dejarlo así. —Exhaló de golpe. —Supongo que mis padres estarían preocupados si regreso a la agencia de modelos. —Me aturdieron sus palabras.

—¿Modelo? —Pregunté sorprendida, ella asintió.—Siempre me pregunté que serías una modelo excelente, pero no sabía que ya habías pasado por ahí. —Ella asintió de nuevo.

—Vengo de una familia de doctores, supongo que debí de seguir con la línea. Pero no lo hice. —Se cortó un segundo y continuó al verme la expresión de sorpresa en mi rostro. —Nunca estuve interesada en la medicina como mi hermano mayor. Al contrario, me fascinaba siempre estar en la organización de eventos en la escuela. A los dieciséis, me ofrecieron un contrato de una marca de ropa no muy conocida. De ahí, mis padres aceptaron mi decisión de ir a una agencia, hasta que los verdaderos problemas comenzaron. Padecí Anorexia nerviosa. —Pude sentir el sufrimiento en sus palabras. —Me internaron en una clínica para gente con desordenes alimenticios, fueron los peores meses de mi vida. —Pasó el pañuelo por sus ojos. —Meses después mi hermano conoció a Bill, es su cardiólogo de cabecera. —Palidecí ¡Oh por Dios! Esto no puede ser verdad. ¿El hermano de Jane operó a Bill?

martes, 21 de mayo de 2013

Capitulo 41. Esto es demasiado.




 Me llevó tres intentos tratar de formular una buena excusa para evitar mi nerviosismo, me di cuenta que el problema se agravaba por el movimiento de mi manos, que temblaban sin control. -¿Madison? –Volvió a cuestionarme. Su tono de voz estaba lleno de nerviosismo, mi respiración comenzó a hacerse cada vez entrecortada. Alzó las cejas mirándome a los ojos tratando de adivinar que me estaba sucediendo.

 -No es nada, a veces me pasa…-Dije tratando de sonreír.

 -¿Estas segura que te sientes bien? –Esta vez el entrecerró los ojos, y yo como una retrasada mental, comencé a afirmar con mi cabeza a mil revoluciones por segundo. No me miró muy convencido, estaba consiente que mis neuronas morían una a una.

 -Creo que me sentiría mejor si me recuesto. –Bill afirmó inmediatamente y me ayudó a recostarme, cada uno de sus movimientos me dolían. Nada podía empeorar más mi estado de ánimo aunque tuviera a Bill a un ladito. Comencé respirar normalmente, tenia que buscar la manera de calmar la angustia en mi pecho. Cerré los ojos, expulsando todo el aire de mis pulmones. El se recostó a mi lado, y mirándome fijamente, buscaba la manera de mantener su mirada con la mia.

 -¡Vamos Madison! Dime que es lo que sucede antes que comience a desquiciarme. –Sentí como cada musculo de mi cuerpo se ponía rígido…

 -Cosas Bill. –Pronuncie su nombre pausadamente, mientras me sentaba en la cama evitando su mirada pero al final no pude evitarlo y vi como se le descompuso acompañada de una mueca. –No quiero incomodarte por mis cosas. –Dije justificándome. Se humedeció los labios mientras lo miraba a detalle.

-Te entiendo… -Dijo con un tono seco. – ¿Acaso tu actitud es por Matt? –Mis ojos se abrieron como platos, ante su pregunta, El que Bill pronunciara su nombre dolió, me había tomado desprevenida. Era un punto vulnerable, No sé en cuantos segundos mi cabeza tardó en digerir sus palabras, me aclaré la garganta nerviosa, con el temor de que mi cuerdas vocales no produjeran sonido alguno.

 -Pues… -Contesté algo afónica. Decidí no continuar, el nudo que se me había formado en la garganta, me desconcentraba. Cerré los ojos con fuerza con una culpabilidad infinita. Yo le estaba haciendo daño, lo estaba lastimando, y él ni siquiera se daba cuenta. Paso su mano tibia por mi mejilla, despojando una lagrima de mi rostro sin que yo me diera cuenta.

 -¿Lo extrañas? –Preguntó sereno… Sentí un ardor en la garganta, por culpa del gigantesco nudo… comencé a agitarme, sentí como mi presión subía. Bill hizo que me incorporara y me atrajo hacia a él y me abrazó. Comencé a llorar, mi cuerpo convulsionaba sin que yo pudiera controlarlo. No podía mirarlo, me sentía como una basura. Bill estaba en lo correcto, yo estaba extrañando a Matt demasiado. Dirigí mi mirada con la suya y me sequé las lágrimas con la manga de mi blusa.

 -Esto es demasiado. –Negué.

 -¿Qué es demasiado? –No pude responder y me quedé callada unos largos segundos. -¡Por Dios Madison, dime que es demasiado! –Su voz mostraba frustración. -¡Háblame! –Prácticamente me rogó.

 -¡Todo esto! –Le contesté en un tono más alto de que él había utilizado. –Yo estaba enamorada, había encontrado al hombre de mi vida y me quedé sin el ¿Te parece poco? –Se tensó, mientras yo intentaba no mirarlo, me quedé callada y a notar que seguía sin responder él negó con la cabeza, estaba dispuesto a levantarse e irse cuando lo tomé firme del brazo. -Y después llegas tú y… -Lo obligué a que me mirara a los ojos. –Haces que mi dolor desaparezca, y no tengo la más remota idea porque la vida me quitó a Matt y te puso en mi camino. –Comencé a hipar, el llanto no iba a tardar en hacerse presente. –Te quiero y quiero que lo sepas de una vez. –Me tiré a sus brazos como una niña chiquita y hundí mi cabeza en su cuello. Tomó de mis hombros y hasta obligarme a verlo a los ojos.

 -Madison, Creo que todo esto ha sido un error. –La mirada se me descompuso.

 -E… ¿Error? -Tartamudeé con dificultad. -¿Qué quieres decir con error? – Se pasó la mano en la cara desesperado. 

-Respeto todo lo que tú y Matt vivieron. –Tenía la mirada cristalina. –No puedo estar bajo su sombra todo el tiempo. –Negué.

 -No estás bajo su sombra Bill, no tienes idea de lo que dices... –Desvié la mirada, las lágrimas comenzaron a brotarme de nuevo por los ojos. –Tengo miedo de perderte. –Lo miré a los ojos con expectativa.

 –Sé que jamás podré estar en contra de tus sentimientos. Pero lo que siento por ti es inexplicable Madison. –Me miró con suplica. En ese momento reaccioné, Brooke tenía razón esto había llegado demasiado lejos, Bill me estaba entregando todo, incluidos sus sentimientos. Al ver su rostro apagado, mostró un comportamiento vulnerable que no pude con ello. Algunas lagrimas seguían escapándose derramándose por mis mejillas.

 –Perdóname si te hice sentir mal con mi comportamiento, el tema aun duele, no te haré daño y es enserio Bill, Te quiero. –Le tomé de las mejillas pasando la yema de mis dedos sobre su rostro cálido. El solamente miró sus manos.

 –No me gusta verte llorar. –confesó, yo nada más me limité a sonreír. –Y más cuando sé que no puedo hacer nada por hacerte sentir mejor. –Lo tomé de las mejillas dándole un beso fugaz.

 –Tu mirada me hace sentir mejor. –Sentí una corriente por mi espina dorsal, la mirada de Bill me provocó un choque eléctrico. Sin decir ninguna palabra, tomé su rostro y lo atraje al mío. –Prometo no hacer nada estúpido para alejarte de mí. –Me sentí un poco mejor al decir eso, ya que me estaba obligando a mí misma a no hacer nada. Profundice un poco más el beso, Bill se separó.

 -Tú no podrías hacer nada estúpido Madison, eres perfecta… -Yo negué con la cabeza volviendo a juntar nuestros labios de nuevo y separarlos para hablar nuevamente.

 -No tienes idea de lo retorcida que puede ser mi mente. –Traté de hacer un cometario relacionado a mis pensamientos de los dos últimos días. Bill me tomó con más fuerza y prácticamente quedó encima de mí.

-No lo digas así… -Enterró sus uñas en mi brazos levemente sin hacerme daño, y jadeó junto a mi oído, aproveché ese movimiento para besarle el cuello.

 -¿Por qué? –Pregunté, pero estaba más enfocada en sus besos. Bill se separó y se levantó, me invitó a incorporarme junto con él.

 -Se escucha increíblemente sexy… -Sonrió de medio lado. –Madison… -Yo lo miré con atención, sus mejillas se tornaron rosadas. –Quiero pasar esta noche contigo. –Yo sonreí de miedo lado, mordiéndome el labio inferior.

 -Creí que nunca me lo pedirías... –me besó fugazmente.

 -¿Eres capaz de irte conmigo ahora? –Abrí mis ojos como platos y permanecí callada unos segundos, mientras Bill me miraba con expectación.

 -Espérame un momento. –No lo dude ni dos veces.

Tomé la primera pijama que encontré y la metí a una mochila junto con mis cosas de aseo personal, me sentí como una adolescente, guardé un par de jeans y una blusa verde, algo formal pero sencilla, también metí unas flats color hueso.
Caminamos sin hacer ningún ruido, y bajamos cuidadosamente las escaleras. Tomé una hoja de papel y un bolígrafo de la oficina de Frank y les deje una nota a él y a mamá.

 Mama, Frank: Pasaré la noche con Bill, no quise despertarlos pero no se preocupen, regresaré hasta mañana… 
Los quiero. Madison.

 Dejé la nota aprisionada con unos imanes en el refrigerador, tratando de pensar cual sería mi castigo. Bill me tomó de la mano y me besó fugaz.

 -¿Nos vamos? –Preguntó con media sonrisa. Yo nada más me limité a asentir.

 -¡Espera! –Bill se paró en seco. –Mi abrigo. –Dije con cara de circunstancia, mientras él sonreía.

 Rápidamente nos subimos al auto, Bill me dirigió una mirada de complicidad antes de encender el motor de su flamante vehículo. Le acaricié la mejilla mientras él ponía la velocidad para poder avanzar, el atrapó mi caricia y besó el dorso de mi mano, pude sentir escalofríos, pude sentir mis mejillas sonrojarse. Salimos a la autopista, miré el reloj del auto de Bill y esté marcaba las 23:45 no era muy tarde, y la casa de Bill no estaba tan lejos.
Después de 15 minutos llegamos, caballerosamente abrió la puerta del auto para ayudarme a bajar y se colgó mi pequeño equipaje improvisado al hombro. Al llegar a la puerta, introdujo la llave en la cerradura y la abrió lentamente, parece que él tampoco quería hacer ruido, me cedió la entrada, para después tomarme del brazo y llevarme a su recamara. Mi respiración estaba agitada al llegar a su habitación, mis manos sudaban, era un total manojo de nervios. Bill se encogió en hombros.

 -Esa puerta es el baño, por si quieres ponerte cómoda. –Me sugirió con algo de vergüenza.

 Caminé hacia él y tomé el bolso con mis cosas y lo aprisioné a mi cuerpo y pasé por el umbral de la puerta. El cuarto de baño era inmenso, tenía un closet envidiable calculé que era diez veces más grade que el mío, al parecer pasaba mucho tiempo en este lugar ya que contaba con un pequeño sofá y una mesita con cientos de revistas, en el otro costado, se encontraba la regadera y una tina, estudié cada detalle rápidamente y me miré al espejo, mis ojos todavía estaban algo hinchados, me recargué en el lavamanos… ¡Me veía espantosa! Me quité el abrigo y lo tendí en un costado, y busqué rápidamente la pijama, era un short rosa con rayas blancas que hacía juego con un camisón rosa ¿En qué estaba pensando? Con lo frío del ambiente, seguramente me congelaría. Negué con la cabeza en repetidas ocasiones mientras me la coloqué completamente distraída imaginando en lo que pasaría cuando saliera.

 Abrí la puerta con discreción, la puerta de entrada estaba abierta y Bill había desaparecido. ¿Y ahora? Dije en mis adentros, miré la habitación más a detalle y me senté en la orilla de la cama, estaba tan ordenada que tenía miedo de deshacerla observé con detalle su habitación, estaba demasiado limpia, comencé a jugar con mis dedos, escuché la puerta abrirse. Me estudió con la mirada y se rasco la cabeza.

 –Fui a cambiarme a la habitación de Tom. –Yo asentí nerviosa.

 -Debo suponer que sabe que estoy aquí. –El asintió y se acercó un poco más hacia donde me encontraba e hizo un ademán para invitarme a acostarme, tragué saliva con pesar.

Me cubrí con las sabanas y se acostó a mi lado, sentí que el corazón se me saldría del pecho, giré para verlo a los ojos mientras el observaba un punto muerto en el techo. Bajé la mirada hacia mi dedos que jugueteaban desesperados con la sábana, al regresar la mirada, el me miraba detenidamente, hice lo mismo y sonreí aunque no salió demasiado convincente.

 –Tus ojos. –Dijo mientras su expresión se suavizaba un poco.

 – ¿Están muy hinchados? –Pregunté preocupada, Lo sabía, debía verme espantosa, él se relamió los labios y negó con la cabeza.

 –No, son demasiado expresivos… y hermosos. –Se inclinó hacia mí para darme un cálido beso en la mejilla, mi primera reacción fue esconder mi rostro en su cuello, el dejó escapar una risita, pude sentir su aliento en mi oreja, haciéndome estremecer hasta la punta de los pies. Deposité un tierno beso en su cuello y me volví a enfocar en su mirada, con su mano libre acomodó dulcemente el cabello para dejar libre mis hombros y besarlo sin obstáculos, yo sonreí feliz. Si, estaba demasiado feliz.